¿Se dieron cuenta que es San Valentín? Acá le llaman día del Amor y de la Amistad.
Me levanto con goma y con los ojos hinchados y sudando. Tendría que ir a casa la dra, pero me da pena ir con esta cara. Pero no te las arreglas para cargar el puto Skype. Me ducho y sin desayunar ni ver a nadie por el Consorcio cojo un taxi. Buenos sí vi, Nelly como siempre anda lavando ropa. Ella sale del trabajo allí en recepción de dirección del hospital y se viene acá a lavar la ropa de los médicos, toda la tarde.
En casa de la dra, como en mi casa ya, te llamo y hablamos y te cuento todo y no sabes como lo necesitaba y qué buenas fueron tus palabras. Y me sigues(n) fascinando tu manera de ser, y tus palabras de entendimiento aunque claro, ¿qué vas a decir? Y la abuela que me entiende y la mama que no. Y la Cris que te hecho de menos. Chequeo el mail pero no contesto, lunes habrá tiempo, huele de muerte y con el estómago vacío veo como Abril y Orlando se comen sus camarones empanizados y su arroz y ensalada. Como con los papas mientras hablo por primera vez con Orlando padre. Mil gracias por todo Alma. Viene Freddy y me trae los audífonos que le pedí a Jimmy que me comprase en Managua.
Y empieza mi excursión consumista. Lista en mano, tengo que comprar algunas cosas para el cuarto: plato vasi cuchara y tenedor, prensadores (pinzas) para la ropa y perchas, un espejito y celo, un balde para cuando el agua escasea. Pero no aceptan tarjeta y tengo que regresar al hospital a por líquido. Antes pero, me pateo medio Bluefields (que exagerada) en busca de cera para depilar. Conculsión, sólo hay en los salones de belleza y allí te dan el servicio ¡Fantástico! ¿Es que no tienen pelo las nicaragüenses? ¿O es que van peludas? Espero que sea lo primero... De vuelta subo andando, no hay tanto, unos 15 minutos. Paso por un salón de belleza pero no entro.
Y colgando fotos en mi rincón de losquehabitanlejos y organizando la habitación con los menesteres que compré se me hace tarde para ir al hospital a cenar gallo pinto. Habíamos dicho de salir a cenar con la familia de la doctora y Jimmy, pero Jimmy no vendrá y me huelo que no iremos. Así que me pongo una peli y estreno los audífonos porque los vecinos pusieron la música bien alta. Yo estirada en la cama aún sin sábanas y con el saco de dormir que acertadamente me compré entra la GranNelly con una Victoria Frost en la mano. Platicamos un buen rato, mira mi rincón del recuerdo y no hace ningún comentario de tunuestra foto. Hablamos de todoynada y me dice que los chicos están a fuera y por eso pusieron la música alta. Salimos y me siento con ellos dos, Dr, Espinosa cirujano y el chico del laboratorio que luego sabré que se llama Julio. Y así cervezas tras cervezas pasamos platicando. Espinosa si no me pide diez veces que traiga Internet al Consorcio no me lo pide ninguna. Luego llega un amigo de Espinosa, ortopedista. Julio está acá en su año se servicio, ya dentro de un mes se marcha; Espinosa vino con la promesa de hacer su especialización en oncología y tiene un año de esperar a que se la den.
Me cuentan de los descarados enchufes políticos para las plazas para especializaciones, del desempleo cuando uno sale de los estudios médicos. De la precariedad de los medios en el hospital, de la precariedad y soledad en la que están viviendo en el consorcio, de las barbacoas y sopas que se organizan los fines de semana. Por cierto, no dije que Espinosa está de turno (esto es de guardia) y ya lleva unas 6 birras. Me cuentan que está toda la semana de turno, y que es turno de llamada, él puede estar donde quiera pero a punto para atender en cualquier momento, sólo son 2 cirujanos. Son buenos chicos, Julio es de Managua dónde tiene una hija, Espinosa es de ___ donde tiene mujer y creo que hijos. Me sorprende lo joven que hasta los médicos se hacen padres, y me sorprende la facilidad y la naturalidad y la libertad con que las parejas se dejan y se rejuntan y si hay tierra de por medio se “consuelan” en brazos de otro querer. Me lo dijo la dra, que acá la gente es muy libre en este aspecto. Y sí, tiene toda la razón, pero sólo en las ciudades, porque en las comunidades, donde los hombres andan con pistolas y machetes, la mujer no puede tan siquiera hablar con otro hombre y los machetazos y los disparos embriagados está en el orden del día. Acá han hecho su casa, han comprado hasta fogones eléctricos, televisiones, parlantes, colchones.
Nelly, se sienta a ratos con nosotros. Llega el “chele”, un médico de cierta edad blanco de piel pero acento nica, con su novia, una nica de buen ver y aproximadamente de mi edad. Como dice Moi, así son las chicas en Nicaragua, se juntan por interés. Me preguntan si iré de fiesta, pues claro! Llaman a Espinosa, llegó un macheteado, pero al rato vuelve y como son pasadas las diez (nuncan salen antes de las diez) nos subimos a un taxi y de cabeza al Cima Club. Yo ya llevo como unas 6 victorias de lata encima. Hoy vamos al segundo piso, hay que pagar, pero es lo que tiene ser médico, Espinosa operó a un familiar de la que cobra y pasamos gratis.
Entrando en el tugurio ya se percibe el calor, está a rebosar de gente, también hay mesas y sillas pero la pista de baile es más grande aunque más llena de parejas. Calor, y un poco de humo de tabaco pero nada a comparar con España. Y buscamos una mesa, pedimos ronda y cada cuál va pagando una ronda. Me saca Espinosa a bailar y agarrados bailamos ritmos caribeños, él baila bien y yo hago lo posible para seguirlo, y la verdad es que empieza a gustarme bastante el tema de bailar emparejado. ¿Me concederás muchos bailes princesa?
A la 1 y media, entre el calor y el alcohol y el cansancio de la noche anterior, me voy para el hospital. Julio ya se fue, que vino su novia. Espinosa no me deja ir sola y me trae en taxi y nada más oportuno porque cuando entramos en el recinto justo un chico andaba buscándolo para un nuevo machetazo.
Caigo rendida dentro de mi mosquitera y mis nosábanas. Eso sí, la falta de cena y el hambre que abre la cebada me hacen comer el pote de ensalada rusa que tenía enlatado.
Buenas noches Nicaragua.
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