martes, 10 de febrero de 2009

··· Día como en casa y vuelta a casa___Sábado 07/02/09

Nos levantamos temprano, gallo pinto para desayunar y cogemos un taxi. Me dejan al mercado Iván Montenegro para coger el bus para Rama y la dra se dirige al aeropuerto para volvserse por aire. Primera vez que ando sola por tierras nicaragüenses, y como era de esperar, algo pasa. Llego a la terminal y no hay nadie, tan sólo un conductor que lava un bus como el que me trajo con letrero de Wendelyn, me siento, veo un cartel de horarios y algo no cuadra, me dirigo al señor panzudo y le pregunto :”¿Este bus es para Rama? Así es ¿Y sale a las 9 sí? Sí, las 9 de la noche. Ajá…Pero no hay ninguno que salga ahora por la mañana? En el Mayoreo sí señorita. Pero a mi me vendieron el boleto para las 9. A ver? Así es, es para hoy por la noche; nosotros sólo salimos a las 9 y a las 4 de la noche. Y unos niervecilos que me entran por el ombligo, no pasa nada, llamamos a la doctora. En poco más de media hora se soluciona todo, el mismo taxista que aun está trayendo a la doctora pasará a buscarme y me puedo quedar en casa de Tania todo el día.


No les negaré que viéndome allí blanquita sola no tuve un poco de nervios, pero la experiencia me aprendió y sólo fue un pequeño susto. A muy malas me tendría que haber quedado en el mercado 12 horas, entre gentes que mi miran pensando dióssabequé.


Y vaya con el taxista…resulto ser un fuerte arraigado a la iglesia evangélica, que con el pretexto que imaginó que yo decía “gloria a diós” me soltó una gran historia. Una historia de antiguo testamento, de satanás que viene en forma de hombre y que dará 3 años y medio de propesperidad y 3 años y medio de desgracias, acabando todo en el fin del mundo. Y decía el señor, que llegados a este punto, lo únio que le queda al ser humano es la redención. Y que ya llega que ya se ven los indicios de hace tiempo, que queda muy poco para tal catastrófe. Y yo que digo que sí, quedándome plasmada. Y él que me dice que lea la Biblia y que reflexione sobre lo que me ha dicho. Lo haré, no se preocupe, y gracias por el interesante trayecto. Por cierto, no se les ocurra preguntar qué diferencias hay entre la iglesia católica y la evangélica, se alteró un poco…


Así que de vuelta en la morada de Víctor y Tania, mañana de “Cometas en el cielo” y tengo que escribir en mi libreta personal. Me corroe, mi hierve y me duele. Es duro ver la pobreza desde la pobreza. Es duro ver las injusticias desde un país corrompido por el poder. Es duro darse uno cuenta que joder, que estamos muy y muy bien en España, y aun así. No se lo recomiendo y sí.


Comemos, platicamos, aprendo que maní es cachuete, que chiltoma es pimiento, que bebí agua de la llave y no tengo diarrea, re y reaprendo el “es correcto”, y intercambiamos con la pareja conocimientos y opiniones estables. Qué bueno y qué bonito y qué enriquecedor. Me dice Tania: “es que ven que una viene de un país del tercer mundo y ya se piensan que es un quiensabe qué”. Tania es ingeniera en informática, y tuvo un alto puesto directivo que dejó a cambio de paz; Víctor es arquitecto, trabajando en la UNI (Universidad Nacional de Ingeniería). Han viajado por toda Europa, han estudiado en parte de ella, pero tienen la piel morena, los ojos negros y nacieron en Nicaragua, por ello cuando viajan les piden mil papeles y hasta los apartan en cuartos separados para interrogarlos ¿Cómo se sentirían ustedes?


Y así pasó la tarde, entre películas, risas con los niños, internetes e intercambios sociales. Cenamos, me dieron un jugo y un sándwich de manteca de maní para el viaje, Victor y Víctor jr me llevaron en coche a la terminal, Víctor se ofreció para que en su universidad nos pasasen los planos en papel a Autocad (gran altruista ayuda), se esperaron a que entrase al bus, y ahí estaba, de vuelta a Bluefields, a casa sí.


En el bus, un hombre cuyo culo hacía dos como el mío (que ya es decir) al lado. Yo, haciendo mantequilla que dicen aquí, empotrada contra la ventana y con dolor de cachas. El bus que más que bus parecía una discoteca, la música petando en los parlantes y obviamente fue poco lo que dormí, aprovechando cada parada para estirar las piernas y recomponer la cadera.


Son las 2:30 de la noche cuando llegamos a Rama, es oscuro, hay pocas luces, sólo un cobertizo con bancos mal iluminado. Allí me siento al lado de una monjita, se hace una cola para entrar en la caseta, pregunto y la monjita me dice que es para marcar el boleto y que si no hago cola me quedaré sin panga. Así que Judit se pasa tontamente 2 horas de pie haciendo cola hasta que a las 4:30 empiezan a marcar boletos. Panga numero 3. Ahora toca pasar al cobertizo del muelle, pagando 5C$ de entrada, un lugar con más bancos y menos luces (sólo anda un fluoresecente), las gentes se tumban para dormir un poco, maletas, cajas, bultos, oscuridad y malos olores . Pasa el tiempo, a las 5:30 me bajo al muelle a esperar que llamen a mi panga. Los de la panga 1 se dilatan, todo se dilata, las pangas de Wendelyn son bastante precarias. Jipe es la otra compañía, con la que viajamos la primera vez, definitivamente con mejores pangas (cubiertas) y mejores salvavidas. Amanece cielo nublado y feo, amenaza lluvia. Me hacen poner a un lado de la panga, me duermo nosécomo, me despierto, lluvia, hechen el plástico! De adelante a atrás tiran un plástico transparente que hay que agarrar en sus extremos, me tocó. Y el plástico “plas plas plas!” que da fuertemente en la cabeza, “esto es terapia!” que decía la tía de Tania. Mejor tomárselo a broma, sí? Jejeje! Cesa la lluvia, recogemos el plástico. El panguero grita: “Viene lluvia!” Y plástico otra vez. Uix! Pero esto ya es parte del domingo, si?

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