miércoles, 17 de junio de 2009

··· Descanso dominical___Domingo 14 junio 09

Nos levantamos achicharradas por el calor, mandroseamos un poco en la cama hasta que la razón dice que ya es hora de bajar a socializarse. La Yakira ya está alistada para ir con Ichiro a casa de su abuela, allí pasa cada domingo. Y yo que estoy tumbada en ese sofá al que ya no queda espuma y en el que uno se sienta encima de las puras varas de madera hasta que le duele el culi y la espalda y todo. Es ahí cuando entra Agustín, no hombre, qué carajo hace aquí tan temprano? Y ahí se queda platicando sin pláticahasta que a las 12:30 me escapo y me voy al Consorcio a ducharme. Él también iba de salida y me da raid con un taxi hasta el hospital y me da 100 pesos para regresar en taxi (un taxi cuesta 10 pesos).

Me ducho, chequeo el e-mail, paso las cuentas de los gastos en mi Excel religiosamente y em dirijo a casa la Leti a hacerle una visita. 

Y se nos pasan dos horas platicando, de hecho, platicando de Connie y de la loquera de este enamorado ricachón mío. Pero llama Connie y yo no me muestro lo suficiente avispadamente nica y le digo que estoy en casa de Leti, pero de una salgo pitando y agarro un taxi y en 10 minutos estoy en la casa. Y ella no está. No contesta el teléfono. Ya?

Me siento en la repisa del balcón cuando pasa un pelón chele de ojos blancos. No sé quien es ese hombre pero lo tengo visto de algún otro lugar. Me saluda, nos pregunta por Doña nosequien, ahí enfrente vive, pero no está. Yo dentro del corredor, él parado al otro lado de la verja metálica, empieza a contarme aventuras de cuando la guerra. Pase, pase, le dice Dania.

Se llama Donald Bayers, excomabtiente y altocargo de la milicia del FSLN. Militante en las montañas, ya retirado de la política que dice degradada y motorizada solamente por el interés, nos cuentas sus mil batallitas y todas ellas igual de interesantes que la otra. Cuando habla de sus días en las montañas me parece releer el libro que nunca terminé de Omar Cabezas. La Dania también estuvo en la montaña batallando en la guerra, hablan con nostalgia de esos días, su juventud pasada en una guerra batallando por algo en lo que creían. Patria libre o morir. 

Y gracias a unas palabras suyas entiendo un poco más este país centroamericano. Me dice que en la guerra te enseñaban a malfiarse se cualquiera, todo el mundo podía ser el enemigo. Es allí, o aquí, donde entendí el porqué de esta sarta de mentiras, de celos, de desconfianzas que definen bastante claramente el carácter de los nicaragüenses. Espero que no vuelvan guerras y que las generaciones próximas puedan irse limpiando de esta desconfianza insana.

Al fin, llega la Connie. Nadie le hace caso al pobre Agustín, en la casa cadaquien está pensando en sus cosas y el hombre se da por vencido, dice que se va a su casa. Por cierto, hoy vi el diamante más grande que nunca jamás puedan ver estos mis ojos de gata. Un diamante como de 1.5 cm de alto, y otro tanto de diámetro.

No comí y la panza me pide energía, sopa 3 minutos bien calentita y a dormir que mañana es lunes.

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