viernes, 3 de abril de 2009

··· Haciendo compañía___Miércoles 1 abril 2009

Son las 5:15 cuando suena el despertador, sueño…Cafecito, unas chiky y una buena ducha para acompañar a Carla al aeropuerto, se va y cómodamente en avión. Bajamos del taxi y sorpresa, allí sentado se encuentra Donald, el chivato mejor amigo de la López y yo con el termómetro que Leti me pidió del hospital en la mano. Antes de salir llegué a UCI a buscar algunas cosas para el niño, lo vomita todo y tiene diarrea, está deshidratado y Leti lo va a canalizar.

Y esperamos un buen rato, son las 7:30 cuando Carla entra en el área solopasajeros y nos despedimos con un cariñoso abrazo, fins ara! Fue mi placer tenerla en casa y poder presentarle parte de los personajes de mi esta historia.

Taxi para Pancasán, ya agarré la computadora con la intención de trabajar en casa de Leti. El niño tiene las amígdalas tan inflamadas que apenas le queda hueco para tragar líquido. Lo intenta canalizar pero entre que el niño se resiste y que ella está nerviosa no es hasta el tercer intento que lo logra.

Por cierto, el conductor del taxi que me trajo es comentarista de los juegos de beisbol y me invita a los juegos de semifinales que se harán en Puerto Cabezas, vamos a ver si es verdad y me llama. Lo que sí que es verdad es que es locutor de la Costeñísima, en el trayecto lo llamaron para pedirle las últimas noticias de los juegos y aunque no estaba en el aire lo explicó como si estuviese locutando.

Y aquí estuvimos, toda la mañana. Me acerqué donde Pnachiquito a comprar un galón de agua, algo de leche, unos Gerber (potitos) y unas Maruchán (sopa 3 minutos). Aprovechando para recrearme en todos los extractos que dejé pendientes. Y entre dibujos animados, llantos de enfermo y de mamitis, escritos en mayúscula a la reinadecatalunia y poca cosa más, pasó el día y las horas haciendo compañía. Solamente llegó la abuela paterna del niño, y al encontr
Barme a mi acostada con el niño febril durmiendo al lado la muy necia no se le ocurrió nada más que enojarse. Que piensen lo que quieran. Por lo demás, nadie de la familia de ella llegó ni llamó. Y la otra que aún llama celosa reclamando que no la había chateado, encima de que ni como pareja ni como especialista se digna a llegar.

Leticia me cuenta que tiene que operar al niño, que le tienen que sacar las amígdalas. Pero en Bluefields no hay otorrinos y tampoco hay dinero para viajar a Managua y operarlo, en fin.
Es tarde y todo el mundo tiene sueño, así que después de cenar, taxi y para casa. En casita reviso e-mails y me conecto a la tan afanada red. Por la tarde parecía que el niño mejoraba, vamos a ver mañana.

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